Por Rubén Darío Auqui Cáceres.
En las diferentes gestiones edilicias de nuestra provincia, observamos muy perplejos la actitud de la mayoría de regidores que lejos de controlar, supervisar, investigar y denunciar los actos de corrupción, más bien han tomado la vía más fácil de ser silenciosos cómplices.
Para citar un ejemplo, en los municipios de Imperial y San Vicente, la labor de los regidores es completamente nula… peor aún se convierten en silenciosos cómplices y hasta descaradamente defienden lo indefendible.
Es increíble que en muchos casos pasan a ser hasta sobones y franeleros de los alcaldes, y peor aún, en muchos de estos casos son regidores de la llamada “oposición”.
He podido presenciar con mucha vergüenza ajena que hasta le abren la puerta del carro al alcalde provincial, Javier Alvarado, convirtiéndose en una especie de “piquichones” modernos de los alcaldes.
Pero, todo este comportamiento no lo hacen en forma gratuita, sino que en muchos casos reciben hasta las dádivas o “comisiones” que dejan los proveedores por el servicio que brinda al municipio.
Esta calaña de regidores deben ser repudiados y sancionados ejemplarmente por la población que está siempre atenta a los acontecimientos que ocurren en nuestra comunidad.
Pero, el acabóse es lo que ocurre en Imperial, que ante la negativa del nuevo gerente municipal (Martin Yactayo) en complacer sus “gollerías” o caprichos, han retomado con fuerza dizque su labor fiscalizadora.
Estos regidores, salvo honrosa excepción, están actuando como viles delincuentes, es decir, buscan encontrar el mínimo acto de falta administrativa para denunciarlo a los medios periodísticos.
Pero, también están prestos para negociar su conciencia a cambio de un pavo aunque sea vivo o que exista un conversado para recibir aunque sea el ala o su cariñito.
Así como lo lee, estimado lector, ese es el modus operandis de algunos regidores que ya están plenamente identificados y a los que el actual gerente debe denunciar, tal como lo hizo en su momento, el ex gerente de transporte Raúl Meza Pacheco aunque faltó identificar sus nombres.
Sabemos que el Dr Martín Yactayo, no dudará al primer intento de chantaje o extorsión de algún regidor para denunciarlo públicamente, sino que además creemos que hará la denuncia ante el Ministerio Público. Alguien tiene que ponerle el cascabel a los regidores que ya han perdido todo tipo de vergüenza y esperaremos cómodamente sentados para que actúe de acuerdo a Ley.
Cañete, no merece este tipo de autoridades porque no son verdaderos fiscalizadores, muy por el contrario, se ponen a repartir juguetes, ropas de damnificados y hasta salen a defender las malas obras… por ello, podemos decir con toda certeza que estamos frente a regidores extorsionadores.
En las diferentes gestiones edilicias de nuestra provincia, observamos muy perplejos la actitud de la mayoría de regidores que lejos de controlar, supervisar, investigar y denunciar los actos de corrupción, más bien han tomado la vía más fácil de ser silenciosos cómplices.
Para citar un ejemplo, en los municipios de Imperial y San Vicente, la labor de los regidores es completamente nula… peor aún se convierten en silenciosos cómplices y hasta descaradamente defienden lo indefendible.
Es increíble que en muchos casos pasan a ser hasta sobones y franeleros de los alcaldes, y peor aún, en muchos de estos casos son regidores de la llamada “oposición”.
He podido presenciar con mucha vergüenza ajena que hasta le abren la puerta del carro al alcalde provincial, Javier Alvarado, convirtiéndose en una especie de “piquichones” modernos de los alcaldes.
Pero, todo este comportamiento no lo hacen en forma gratuita, sino que en muchos casos reciben hasta las dádivas o “comisiones” que dejan los proveedores por el servicio que brinda al municipio.
Esta calaña de regidores deben ser repudiados y sancionados ejemplarmente por la población que está siempre atenta a los acontecimientos que ocurren en nuestra comunidad.
Pero, el acabóse es lo que ocurre en Imperial, que ante la negativa del nuevo gerente municipal (Martin Yactayo) en complacer sus “gollerías” o caprichos, han retomado con fuerza dizque su labor fiscalizadora.
Estos regidores, salvo honrosa excepción, están actuando como viles delincuentes, es decir, buscan encontrar el mínimo acto de falta administrativa para denunciarlo a los medios periodísticos.
Pero, también están prestos para negociar su conciencia a cambio de un pavo aunque sea vivo o que exista un conversado para recibir aunque sea el ala o su cariñito.
Así como lo lee, estimado lector, ese es el modus operandis de algunos regidores que ya están plenamente identificados y a los que el actual gerente debe denunciar, tal como lo hizo en su momento, el ex gerente de transporte Raúl Meza Pacheco aunque faltó identificar sus nombres.
Sabemos que el Dr Martín Yactayo, no dudará al primer intento de chantaje o extorsión de algún regidor para denunciarlo públicamente, sino que además creemos que hará la denuncia ante el Ministerio Público. Alguien tiene que ponerle el cascabel a los regidores que ya han perdido todo tipo de vergüenza y esperaremos cómodamente sentados para que actúe de acuerdo a Ley.
Cañete, no merece este tipo de autoridades porque no son verdaderos fiscalizadores, muy por el contrario, se ponen a repartir juguetes, ropas de damnificados y hasta salen a defender las malas obras… por ello, podemos decir con toda certeza que estamos frente a regidores extorsionadores.